viernes, 28 de noviembre de 2014

OTRA CIUDAD ANTIGUA

Se asomaba al estrecho,
orgullosa y distante,
con la actitud serena del que sabe
que es, a la vez, temido y deseado,
de todos y de nadie.

Eslabón entre mundos
cercanos y distintos.

Allí quedó la infancia más dichosa,
el tiempo más amado.

Ese olor a jazmín, hipnotizante.
El color de sus calles.
Esos puestos de dulces
recubiertos de miel.
El embrujo de sus noches calladas.

Tánger.

Me perdí tantas veces
detrás de su misterio...

Creo que sigo allí.

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