sábado, 4 de febrero de 2017

DÍAS MUERTOS

De vez en cuando hay días que apenas amanecen.
Tras el cristal no hay luz, sorpresas, ni milagros.
No ríen las campanas ni despiertan los niños.
No canta el gallo.

Esos días acaban como empiezan.
Entre los dos instantes, el vacío.
Una única sombra que ocupa los espacios
con el mismo entusiasmo del que agoniza a solas.

Detrás de la tristeza, ya no hay nada.
Nada queda después de este silencio.
Por encima del miedo que nos gobierna, nada.
Nada entre los deseos.

De vez en cuando hay días
que amanecen,
                         apenas.


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